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Dentro de la Jornada Universitaria de Equidad de Género se llevó a cabo la mesa redonda “La mujer en la ingeniería”, que tuvo lugar el 11 de marzo en el auditorio de la Torre de Ingeniería. En esta ocasión Lucina Equihua Albarrán, Patricia Güereca Hernández, Sandra Herrera Flores y Alejandra Marín Domínguez hablaron de sus vivencias dentro del campo profesional de la ingeniería y dieron algunas recomendaciones a las futuras ingenieras.

La primera en tomar la palabra fue Lucina Equihua, quien es ingeniera bioquímica egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana; cursó sus estudios de maestría en Ingeniería Ambiental en la Universidad de Purdue, Indiana, y ha pertenecido a la familia Degremont por más de 15 años (en ese tiempo ha desempeñado diferentes roles, entre otros, ha tenido a su cargo 13 plantas de tratamiento de agua alrededor del territorio nacional y América Latina). Durante la charla la ingeniera Equihua dijo: “hay que trabajar muy duro, hay que elegir lo que más te gusta para que lo hagas muy bien; debes aprender a decir lo que necesitas y lo que sientes. Una vez que encuentras un trabajo donde te desarrollas bien, hay que apoyar también a los que vienen abajo. No hay que olvidar que alguna vez te dieron un empujoncito, una mano o un consejo. En especial me parece que hay que modificar el tiempo en el que una mujer debe reincorporarse al trabajo después de que ha tenido un hijo. Cuarenta y cinco días no son suficientes; si las mujeres pudieran regresar 3 meses después del día en que nació el bebé, seguramente tendrían la cabeza fría y podrían enfrentar cualquier crisis que se les presente en casa. Cuando las escuelas, las empresas y los políticos entiendan que las mujeres somos una fuerza productiva tan importante como los hombres, sabremos que no se debe desaprovechar la capacidad de una persona solo porque necesita el doble de tiempo que marca la ley para reintegrarse a su trabajo rindiendo el 100%. Finalmente, hoy día las mujeres tenemos uno o dos hijos.

La segunda fue Patricia Güereca, quien es investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM, egresada de la Universidad Politécnica de Cataluña con la distinción Cum Laude, donde obtuvo grado de doctora en Ingeniería Ambiental. Recordó que recién graduada entró a trabajar en una empresa atunera y ahí sufrió discriminación de género cuando iba en un barco y el motor se arruinó; los 11 pescadores le dijeron que era la culpable de que no tuvieran buena pesca y de que el barco estuviera descompuesto. Recomendó a las nuevas ingenieras que sean productivas, que trabajen muy fuerte, que escojan sus batallas. “Hay que saber las batallas que hay que enfrentar –dijo–, para las que hay que luchar para ganarlas y saber con quién compartir estas batallas. Es importante que existan buenas guarderías para que las mujeres estén tranquilas sabiendo que sus hijos están bien cuidados y así puedan concentrarse únicamente en el trabajo”.

Para Sandra Herrera, ingeniera industrial titulada de la Universidad Iberoamericana con maestría en Proyectos de Desarrollo Urbano, una de sus experiencias más enriquecedoras ha sido la puesta en marcha del Programa de Verificación Vehicular en la Ciudad de México, en la modalidad de verificentros. Herrera Flores comentó que en general ha tenido suerte, porque los jefes con los que ha trabajado creen en la incorporación de las mujeres al ámbito laboral, aunque relató que cuando cursaba la preparatoria le comentó a uno de sus pretendientes que iba a estudiar ingeniería y el muchacho le dijo que eso no era para mujeres, y jamás regresó. Afirmó que las mujeres tienen que luchar más para demostrar sus capacidades. “Tal vez las nuevas generaciones estén en más equidad. Esto es importante para obtener un desarrollo no solo a nivel personal, también como país”.

Posteriormente, Alejandra Marín, doctora en Ingeniería de Tratamiento y Descontaminación por el Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Tolousse, Francia, quien se ha desempeñado desde 2004 como coordinadora de Tratamiento y Calidad del Agua dentro de la Subcoordinación de Potabilización del IMTA, relató que viene de una familia donde las mujeres son las matriarcas. “De hecho –dijo– mi mamá y mi abuela cambiaron cosas en su época; mi mamá se iba de cacería con mi abuelo. De chica tuve que jugar con mis hermanos y mi primo, y en casa me daban el mismo trato que a los hombres. Tal vez por eso aprendí a defenderme y considero que hay que olvidarnos de que somos mujeres. Somos ingenieras, hay que hacer las cosas lo mejor que se pueda, con honestidad. La profesión nos dice lo que debemos hacer, no hay que pensar que somos diferentes porque, aunque es verdad que no somos iguales a los hombres, esto no significa que no tengamos la capacidad de realizar el mismo trabajo y en muchas ocasiones hasta de superarlos. Además siempre quise ser independiente económicamente”.

Por su parte, Rosa María Ramírez, secretaria académica del IIUNAM, agradeció a las ponentes su participación en la mesa redonda. “Me queda claro que en estas presentaciones hay mucho que resaltar; es evidente que para poder ser un buen profesional en la ingeniería hay que tener cualidades profesionales, cuestiones de innovación y una planeación. En una palabra: tener cualidades de líder, lo que no indica que tengamos que ser represivos; es mejor ser un líder que negocie. En las presentaciones pudimos ver que la independencia económica es una meta común. También es muy importante el apoyo de la familia, primero en casa con los papás y después con los esposos o parejas sentimentales; todo esto ayuda enormemente para que las mujeres profesionistas puedan desarrollar su trabajo bien. Asimismo se requiere del apoyo de los directivos, los compañeros, los jefes, etc., para que como mujeres puedan disfrutar de otra realización personal, como la maternidad. Las mujeres debemos apoyarnos entre nosotras para que el camino dentro del trabajo profesional sea más fácil”.

A manera de colofón el doctor Adalberto Noyola dijo: “Tuvimos dificultad para integrar el panel; decidimos invitar a mujeres jóvenes que están en plena fuerza de sus capacidades y además comparten el tema en cuestiones ambientales, cada una desde su trinchera. Es evidente que la mujer ha tomado con un liderazgo clarísimo el tema ambiental; sin duda, en esta área del conocimiento es donde el género femenino tiene una mayor participación. Ahora nos encontramos con el reto de cambiar las prácticas ancestrales, donde la mujer no participaba en la vida productiva, por los retos de la nueva época, donde la mujer debe incorporarse al campo laboral. Como sociedad es importante respetar sus diferencias específicamente en el tema de la maternidad, donde en esto sí definitivamente nos ganan”.