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José Holguín Veras y la logística humanitaria 
 
 
 

El profesor José Holguín Veras, director del Centro de Excelencia para Sustentabilidad Urbana de Sistemas de Carga y del Centro de Infraestructura, Transporte y Medio Ambiente, impartió dos conferencias el pasado 3 de junio en las instalaciones de la Torre de Ingeniería.

El doctor Holguín Veras fue invitado por la doctora Angélica Lozano, investigadora del IIUNAM, para hablar sobre la importancia y los problemas que tiene que enfrentar la logística humanitaria cuando se presentan desastres catastróficos. José Holguín es un experto en este tipo de situaciones y su función consiste en indicar a los gobiernos de países afectados la forma en que deben proceder en caso de siniestro. Es decir, la ayuda internacional proporciona asesoría experta para mejorar las condiciones, pero al final de cuentas la preparación tiene que ser local. El tema de la ayuda humanitaria es delicado porque abarca aspectos sociales, tecnológicos y políticos; esto lo convierte en un problema multidisciplinario.

En caso de un desastre lo primero que se tiene que hacer es un diagnóstico para entender qué es lo que pasa. “A pesar de que tenemos clasificados los tipos de desastres – afirma el profesor–, cada situación tiene necesidades diferentes; nuestro objetivo es indicar la manera en la que la población afectada puede satisfacer sus necesidades básicas lo antes posible. Y no caer en absurdos, como en el caso del huracán Katrina, donde se apoyaron en personal de adquisiciones para realizar las compras de productos que requería la población, y estas personas pedían que se les presentaran tres cotizaciones para ver cuál era la mejor opción de compra”.

“Es importante saber diferenciar entre un evento catastrófico y un desastre. Cuando se presenta un desastre la ayuda humanitaria es muy importante, pero si no se aplica la lógica, podría llegar a ser perjudicial. Primero hay que estudiar la zona del desastre para identificar el tipo de productos que requiere la población dañada; por ejemplo, a veces envían abrigos en muy buen estado a lugares donde hace un calor infame, o mandan latas que no se pueden abrir sin abrelatas, comida caduca, carne de puerco a países musulmanes, o comida alta en proteínas a países muy pobres, lo cual podría provocar diarrea a quienes la consuman”.

“Básicamente, la ayuda humanitaria se concentra en el transporte y en la distribución de carga para, en primer lugar, satisfacer las necesidades de la población y, en segundo lugar, satisfacer la necesidad de la respuesta. Debemos estar conscientes de que no solo hay que llevar comida, agua, ropa, medicinas, sino también equipo, combustible, materiales y personal. Estas necesidades de respuesta son mayores y deben estar bien organizadas para que la ayuda pueda fluir adecuadamente. Cuando hay un desastre, todas las actividades se interrumpen, lo que provoca que se presente el proceso de privación en todas las áreas. Para proporcionar la ayuda de la mejor manera, es importante contar con un programa donde se tengan en cuenta los costos de almacenamiento, transporte y distribución”.

“Mientras que en la logística comercial hay un número bien establecido de participantes y el proceso se repite constantemente, en la logística humanitaria hay miles de participantes y los procesos no se repiten exactamente.

Además se debe tener en cuenta no herir las susceptibilidades de la gente, y políticamente agradecer adecuadamente la ayuda de otros países”.

“Debemos estudiar los desastres como sistemas; hay que analizar cuidadosamente la cantidad de productos que se van a enviar a estos lugares, porque cuando se manda tanta carga sin sentido lo que se hace es que se restringe la capacidad del sistema, lo que provoca que los productos urgentes no lleguen con la rapidez que se requiere”.

“Quienes estamos interesados en los desastres tenemos como meta lograr el incremento de la eficiencia total del sistema” –concluyó.