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Gaceta marzo-abril 2019
Estudio origen-destino de la zona metropolitana del Valle de México
Cienciometría en el Instituto de Ingeniería
Tercer informe de actividades IIUNAM
Reunión informativa anual
Francisco José Sánchez Sesma investigador emérito de la UNAM
Ricardo Chicurel, una vida dedicada a la ingeniería mecánica
Rodolfo Peters Lammel, 52 años en el Instituto de Ingeniería
¿Qué busca un inversionista de base tecnológica?,
La maestría en ingeniería civil en túneles y obras subterráneas de la unam, certificada por la ITACET
Jesús Miguel Bairán García
PAUTA
Ambiente organizacional
Entrega de reconocimientos a brigadistas
Métodos actuales para evaluar el desempeño del concreto reforzado con fibras aplicados en túneles
PAUTA 
 
 

Programa adopte un talento

El pasado 21 de febrero se presentaron en el Instituto de In­geniería Jorge Hirsch, fundador del programa PAUTA y Lilia­na del Valle Chauvet, coordinadora pedagógica del programa para invitar al personal académico del IIUNAM a participar en el desarrollo de habilidades para la ciencia en niños y jóvenes a través de talleres, retos y actividades lúdicas. La idea es que niños, niñas y jóvenes se acerquen a la ciencia de una manera distinta y con el apoyo de un mentor sean capaces de enfren­tar y solucionar los problemas que nos aquejan como: el cam­bio climático, la pérdida de la biodiversidad, la contaminación atmosférica y las enfermedades entre muchos otros. Es decir, guiarlos en la observación y el análisis crítico de lo que pasa a nuestro alrededor para plantear soluciones.

PAUTA nació en el Instituto de Ciencias Nucleares, apoya­do por la Dirección General de la Divulgación de la Ciencia y el Instituto de Biotecnología, dependencias de la UNAM, y ha ido creciendo; en este momento hay una fuerte asociación con la Universidad Autónoma Metropolitana en Cuajimalpa, con el Instituto de Geofísica en la UNAM, con la Universidad Michoa­cana, en Chiapas trabajamos con Ecosur. También están asocia­dos a organizaciones privadas como la Fundación Canales de Ayuda y Plaza Sésamo.

Tenemos alrededor de cuatrocientos mentores –comenta Jorge Hirsch– y puedo decir que la comunidad académica es muy generosa, a pesar de su enorme carga de trabajo se dan el tiempo para atender a una niña o niño que realmente tiene amor por la ciencia. Los participantes del programa van de cinco a dieciocho años. A veces ya tienen una pregunta específica y nosotros buscamos acercarlos a alguien que les ayude a resolver el reto, como el niño que hizo bioplástico a base del olote, pero también tenemos otro camino, o sea les proponemos temas am­plios para que ellos elijan dentro de nuestros mentores.

La relación con el mentor es de cuatro meses, con cuatro horas por mes, inicia en febrero y termina en junio. La idea es que en estos cuatro meses planteen el proyecto, lo desarrollen y lo cierren. El proyecto se presenta en la Feria de las ciencias a través de un cartel que el niño, la niña o el joven tendrá que ex­plicar. Concluido este tiempo el mentor y el estudiante pueden seguir trabajando si así lo desean.

Para poder ingresar a PAUTA se requiere que el estudiante tenga el deseo de hacer una actividad de este tipo y además que un adulto se comprometa a llevarlo y a recogerlo los días que el mentor determine, esto digamos que es como los pu­mitas de la ciencia, después, habrá algunos que nunca fueron capaces de meter un gol y habrá otro que logre jugar en pri­mera división, pero da lo mismo porque todos vivieron y se enriquecieron con esta experiencia.

La comunidad de ingenieros puede colaborar con noso­tros de muchas maneras: una es siendo mentores no sólo de la vida académica, también de la vida profesional, me refiero a las empresas de ingeniería. El IIUNAM seguramente tiene relación con organismos públicos y privados, empresas que quisieran unirse y participar con el financiamiento del progra­ma. Todos los donativos son deducibles de impuestos. Además, tenemos una asociación civil que nos permite complementar cuando hay organizaciones que prefieren dar donativos a una asociación.

PAUTA quiere involucrar a la sociedad en general, es decir, a la comunidad académica, la iniciativa privada, los padres, los niños, las escuelas, todo este espacio para ayudar a continuar tejiendo esta red de futuros ciudadanos comprometidos con un mundo mejor.