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Elementos para una ciudad sustentable 
 
 
El caso de cuatro dinámicas socioespaciales en la ciudad de México

Por Verónica Benítez Escudero

El miércoles 8 de mayo el doctor Héctor Quiroz presentó en el auditorio José Luis Sánchez Bribiesca una conferencia sobre los elementos en una ciudad sustentable.

El mensaje principal de la conferencia – explica el doctor Quiroz– es que la estructura espacial de la ciudad es producto de valores vinculados con estilos de vida y con una cultura; la ciudad sustentable implica un cambio en los estilos de vida, y en consecuencia un efecto en la estructura de la ciudad. No podemos modificar la estructura de las ciudades a partir de propuestas espaciales técnicamente sustentables; para ello es indispensable el cambio en los estilos de vida, en la actitud, en la manera como utilizamos la ciudad.

Convertir una ciudad en sustentable es más complicado que la simple construcción e incorporación de tecnologías alternativas, como calentadores o paneles solares. Incorporar esta tecnología en un proyecto es posible, pero debemos considerar si las personas que van a vivir en este lugar tienen la capacidad y el conocimiento para mantener esta tecnología. Por ejemplo, los niños que viven en casas de interés social generalmente juegan en la calle, y si llegaran a romper los calentadores solares, seguramente su familia no va a tener recursos para repararlos. Lo que va a pasar es que van a poner un calentador normal; la sustentabilidad de la colonia quedaría solo en buenas intenciones.

Para lograr que una ciudad sea sustentable no solo debemos considerar las nuevas tecnologías, sino que esto debe ir acompañado de un proceso educativo. Afortunadamente hoy por hoy ya existe una sensibilidad y una experiencia previa en materia de políticas públicas. Siento que vamos bien, pero falta ese enlace con la realidad cotidiana de las personas. Tal vez este sea el punto más difícil, porque son prácticas que venimos arrastrando de toda la vida, digamos quién, está dispuesto a bajarse del coche y subirse a la bici. Las personas casi siempre desean la comodidad, y esto es muy humano, pero si estamos informados sobre los beneficios que recibimos al cuidar nuestro entorno, seguramente podríamos sacrificar algunas comodidades.

Sería muy importante que los organismos y las dependencias de desarrollo social trabajaran directamente con la población para obtener buenos resultados. Un ejemplo es el caso del programa comunitario de mejoramiento barrial del Gobierno del Distrito Federal dirigido por la Secretaría de Desarrollo Social, y no por la Secretaría de Desarrollo Urbano. Es decir, los responsables fueron sociólogos y antropólogos, y tal vez por eso es un proyecto exitoso, donde la parte técnica entró a la mitad del proceso y no era precisamente el detonador; en realidad era la población organizada buscando una solución. En la ciudad de México hay muchas organizaciones comunitarias y vecinales que tienen ya muy claro el discurso ecológico sustentable, aunque sea de manera muy elemental. Pero la preocupación ya la asumieron, están conscientes de que deben construir una ciudad más amigable con el medioambiente, y ahí es donde entramos nosotros los urbanistas, pero ojo, siempre poniendo a la población en primer lugar,  porque la tecnología impuesta no funciona.

La participación de la sociedad es fundamental para tener éxito; a veces lo que pudiera ser algo inaceptable, como la apropiación de las calles de manera desordenada en una colonia popular, con un cambio de lentes descubres que en realidad tiene valor social excepcional. Estas situaciones radicales son posibles y ocurren no solo en Alemania, sino también en nuestros barrios, solo que aquí nos asustan.

Por último quiero comentar que la imaginación es una de las grandes capacidades intelectuales del ser humano: de ahí nacen las utopías; todo lo que vivimos ahora en algún momento fue utopía. En lo personal estoy seguro de que las personas de escasos recursos tienen una capacidad increíble de imaginar e inventar soluciones. Las alternativas más interesantes las han inventado en Iztapalapa. Hay que considerar la opinión de la población, porque de esta manera las medidas que se tomen seguramente serán un éxito –concluyó.