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La estufa Patsari 
 
 
 

Por Elena Nieva Sánchez

Según los reportes del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (PICC), el calentamiento global antropogénico es un fenómeno que se debe a la emisión de gases de efecto invernadero, que se producen por la quema de combustibles fósiles (petróleo y sus derivados, carbón y madera) y por la liberación de metano de los residuos del ganado, principalmente. La razón del calentamiento se debe a que las partículas de estos gases retienen el calor que el planeta generalmente libera al espacio exterior; este calor del planeta, que debería ser liberado, se origina porque la Tierra es radiada previamente por el Sol. Así, la energía que siempre había sido dispersada fuera de la Tierra ahora se queda atrapada.

Ante esta problemática, se buscan alternativas energéticas limpias o de alta eficiencia para reducir las emisiones de gases. A continuación mencionamos una de ellas, la cual ha tenido gran éxito en zonas rurales del país y en la que el Instituto de Ingeniería ha tenido una participación relevante.

Los calentadores de agua que usaba la mayoría de la población en México en los años 60 eran muy similares en forma a los actuales: recipientes cilíndricos cerrados con salidas para conectar tuberías. La diferencia con aquellos consistía en la fuente de energía usada para conseguir elevar la temperatura del agua. Lo que solía emplearse eran pequeños paquetes rellenos de aserrín llamados simplemente “combustibles”, que además se encontraban empapados de petróleo y que la gente compraba en cualquier tienda. Por medio de los elementos que formaban el “combustible”, se llevaba a cabo un proceso de combustión para calentar el agua; lo anterior tardaba alrededor de 25 minutos, tiempo suficiente no solo para elevar la temperatura del agua, sino para que, involuntariamente, se emitieran gases contaminantes a la atmósfera.

La leña es una de las formas más simples de biomasa usada para hacer fuego en estufas, chimeneas o cocinas, y se extrae de los árboles. Se trata del principal combustible usado para cocinar en las poblaciones rurales de México. Cuando es utilizada en forma adecuada puede servir como un recurso renovable que aporta grandes beneficios al medioambiente y a la población. Sin embargo, su uso irracional trae como consecuencia la degradación y la disminución del bosque. Esto ha ocasionado, en muchos lugares del país, un rápido aumento del tiempo dedicado a la recolección de leña y, de igual forma, que su precio se haya elevado. Por otra parte, el deterioro de los bosques propicia la erosión del suelo, la escasez de lluvias y otros problemas ambientales.

Es por todo lo anterior que surgió la idea de crear una estufa para promover el uso de alternativas que ayuden a usar adecuadamente los recursos naturales y a mejorar la calidad de vida de la población rural.

La estufa Patsari, cuyo antecedente es la estufa Lorena, es una tecnología propia que es resultado de un proceso de innovación y desarrollo tecnológico en el que han participado el Instituto de Ingeniería y el Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco) de la UNAM, junto con el Grupo Interdisciplinario de Tecnología Rural Apropiada, A.C. (GIRA), en coordinación con la Universidad de California, así como técnicos, promotores y amas de casa, todo lo cual asegura tener una estufa eficiente adaptada localmente. Además, en colaboración con otras instituciones, como el Instituto Nacional de Ecología (INE) y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), se han realizado minuciosos estudios para documentar los beneficios e impactos que tiene esta nueva tecnología en la salud, en el ambiente y en las familias. El Proyecto Patsari fue propuesto en 2003 y su objetivo principal era integrar innovaciones tecnológicas que permitieran mejorar la quema de la leña a través de una cámara de combustión que separa y aísla los químicos que producen toxicidad. Patsari es una palabra que en lengua purépecha significa “la que guarda”, haciendo referencia a que guarda el calor, y a que conserva la salud y cuida los bosques.

El interior de la Patsari está hecho de una mezcla de barro, arena y cemento; el exterior puede ser de la misma mezcla o de ladrillo rojo; y a diferencia de la estufa Lorena, está orientada a una difusión en mayor escala. Por esta razón se construye con un molde metálico que garantiza que las medidas interiores de la estufa sean correctas, y de esta manera se asegura que la estufa funcione adecuadamente, además de facilitar su construcción. Cuenta con cámaras de combustión, hornillas secundarias y túneles mejorados para mayor eficiencia, y permite una mejor protección de la salud, por medio de comales que quedan sellados evitando fugas de humo.

El calentamiento de las hornillas secundarias se realiza mediante túneles, los cuales conducen los gases de combustión hacia dichas hornillas. Las hornillas secundarias cuentan con bafles o deflectores que mejoran la transferencia de calor de los gases hacia el comal. Estas hornillas están diseñadas para tareas de menor demanda energética, tales como mantener calientes los alimentos previamente preparados o calentar agua.

La estufa Patsari permite reducir en un 60 % el consumo de leña, y así ayuda a la conservación de los bosques. Reduce en un 95 % la contaminación del aire interior de los hogares y, por lo tanto, permite evitar el riesgo de contraer enfermedades respiratorias, de ojos, quemaduras, enfriamientos, etc. Se ahorra tiempo y dinero porque, como se reduce el consumo de leña, se destina menos tiempo a la recolección o dinero para comprarla. Se construye con materiales locales, como tierra y arena. El costo de la estufa es bajo, ya que la mayoría de los materiales se encuentran en la comunidad a la mano y sin ningún costo. Su construcción es sencilla y rápida (aproximadamente una hora y media). Tiene una duración de hasta 10 años, si se hace buen uso de ella y se le da mantenimiento. Es fácil de usar, ya que, una vez que prende, un trozo de leña es suficiente para que funcione bien.

Agradecemos la información proporcionada por el Dr. Javier Aguillón