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La Pildorita
Cápsulas de TI
La Pildorita 31 
 
 
CRISIS, EMERGENCIA

Hasta hace poco, para referirse a la agudización de la extrema pobreza en México de la mayor parte de los mexicanos y, sobre todo, a los magros salarios de casi todos ellos, estuvo de moda, en particular en la jerga oficialista, la palabra crisis, y, especialmente, la frase crisis económica. Todos los mexicanos debíamos empeñarnos en superar la crisis. Esta para nosotros odiosa palabra procede del griego y tiene hoy varios significados. El primero, que consignan los diccionarios es: “mutación considerable que acaece en una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el enfermo”. Una crisis, con el sentido transcrito, no puede ser muy larga, pues esa 'mutación' del enfermo desemboca, rápidamente, o en la mejoría o en la gravedad. Desde luego, si vamos a aceptar este empleo de la voz crisis, debemos reconocer que, lamentablemente, ya no estamos en ella (en crisis), ya pasamos del estado de crisis al estado de gravedad. Fue empero larguísimo el periodo de crisis (decenas de años). Sin embargo, en la mayoría de las miles de veces que, hasta hace poco, aparecía la voz crisis en los periódicos, tenía las simples significaciones contenidas en las acepciones 6 y 7 del Diccionario académico: “escasez, carestía; por extensión, situación dificultosa o complicada”.

Ahora bien, como la situación económica es ahora peor que durante la crisis de años anteriores, se ha buscado una nueva voz que la designe: emergencia. Si hasta hace muy poco todos los mexicanos debíamos empeñarnos en superar la crisis, ahora debemos contribuir, todos, a superar la emergencia. Según parece, no pudimos superar la crisis y, ahora, no queda otra que superar la emergencia. Para ello ya se firmó el “Acuerdo de Unidad para Superar la Emergencia Económica”.

Cuando hayamos superado la emergencia, y se presente, irremediablemente, la siguiente deva­luación, debemos estar atentos para superar esa nueva cosa, que ya no será ni crisis ni emergencia. La palabra crisis, al menos tenía una recia raigambre griega. El vocablo emergencia, por lo contrario, en el sentido en que se está empleando, parece que es un anglicismo. Existe ciertamente en español la voz emergencia, que tiene las dos siguientes significaciones: 1) acción y efecto de emerger; 2) suceso, accidente que sobreviene. No creo que, al hablar de emergencia económica, nos estemos refiriendo a un 'accidente' (suceso eventual). Más bien se pensaría que se está haciendo uso de emergencia asignándole el sentido que tiene emergency en inglés: “serious situation needing quick action” (grave situación que requiere una acción rápida).

ASOLAR. Hay dos verbos asolar: uno, formado sobre el nombre sol que significa 'echar a perder' (el calor o la sequía, una cosecha); otro, formado sobre el nombre suelo, que significa 'poner por el suelo, destruir, arrasar'. El primer verbo es regular; el segundo es irregular (se conjuga como acordar). Sin embargo, el uso actual prefiere emplear los dos verbos como regulares.

ASUMIR. Este verbo significa 'tomar para sí': Asumió el mando. No es apropiado su empleo como 'tomar' (tamaño, forma, incremento), dicho de cosas: El Incendio asumió grandes proporciones. Ni como 'suponer o presumir': “Los historiadores de nuestra literatura asumen, sin excepción, que el modernismo influyó y renovó el curso de la poesía española”.

MÉXICO CIUDAD. Anglicismo de paquidérmicas proporciones es llamar así a la capital de México, traduciendo servilmente el Mexico City inglés. Se escucha más entre extranjeros y muy a menudo entre los de habla supuestamente castellana. Claro que lo correcto es ciudad de México o simplemente México en casos en que el contexto indica la capital y no el país o el estado del mismo nombre.

BAJO EL PUNTO DE VISTA. Es disparate decir así, porque si uno se coloca “bajo” cualquier punto de vista, simplemente ya no se ve nada. Lo correcto es decir Desde el punto de vista.

DEPAUPERIZAR. ¡No “disparatizar”! El verbo correcto es depauperar, y los derivados, depauperado, depauperante, depauperación.