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La Pildorita 24 
 
 
LA AZÚCAR / EL AZÚCAR

Es muy común la duda en relación con el empleo del artículo definido que debe anteponerse al sustantivo azúcar, específicamente en cuanto al género: ¿el o la azúcar? Como todo el mundo sabe, hay en español la regla que exige cambiar, en algunos casos, el articulo femenino la por el masculino el, aunque el sustantivo al que acompañe sea del género femenino. A esta regla se debe que digamos el alma y no la alma; sin que se afecte el género del sustantivo, que sigue siendo femenino (el alma buena). Debe sin embargo tenerse en cuenta que para que opere la regla citada es necesario que la a inicial del sustantivo sea tónica, es decir que caiga en ella el acento prosódico (independientemente de que según las reglas correspondientes, lleve o no tilde). No podemos decir, por ejemplo, el arena, aunque arena comience por a, dado que esa a es átona (la tónica en arena es la vocal e).  La regla tiene, como siempre, sus excepciones: si la voz con a tónica es adjetivo, no se suele cambiar el artículo: la ancha puerta; hay también uno que otro sustantivo con a inicial tónica que, sin embargo, conserva el articulo femenino: la hache (el nombre de la letra), por ejemplo.

Como se ve, el sustantivo azúcar comienza ciertamente con una a; sin embargo no es tónica, sino átona, pues la tónica (incluso con tilde ortográfica) es la u. Entonces no obedece a la regla arriba explicada. Lo que sucede es que el sustantivo azúcar pertenece al grupo de los llamados ambiguos, que son aquellos a los que conviene indistintamente el género masculino o el femenino (la mar).

La voz azúcar vendría entonces a ser uno de los pocos sustantivos realmente ambiguos, lo que quiere decir que puede acompañarse indis­tintamente de el o la. Gramáticas de fines del siglo XIX señalan que en el empleo del vocablo azúcar "prevalece el género masculino". Habría que revisar la lengua hablada o escrita contemporánea para determinar cuál de las dos predomina.

 

SIMPLIFICACIÓN DE LAS PALABRAS

Ya desde abril de 1956 el Segundo Congreso de Academias de la Lengua Española, reunido en Madrid, autorizaba en una de sus normas la simplificación de los grupos iniciales de consonantes en las palabras que empiezan con ps-, mn-, gn-. Así pues, dejan de considerarse incorrectas las grafías sicología, nemotecnia, nomo, si bien hasta la fecha el Diccionario de la Academia prefiere las formas tradicionales psicología, mnemotecnia, y gnomo, pues en estas entradas define los términos.

DIVINO. Es dejarse llevar por una semejanza puramente formal traducir siempre el inglés divine por "divino". Porque en esa lengua esa acepción de ese vocablo es teólogo, sacerdote o ministro de un culto. En un folleto de viajes se menciona, de Nueva York, la "Catedral de San Juan el Divino" y es sumamente común que la gente hispanoparlante la llame así. El nombre correcto del famoso templo anglicano de esa ciudad es "Catedral de San Juan el Teólogo".

ENHORABUENA. Es una palabra que lo mismo puede servir de adverbio que de  sustantivo (le di mi enhorabuena); en hora buena es una frase compuesta por una preposición, un sustantivo y un adjetivo (llegué en hora buena); y por tanto, se escriben separados. Asimismo, enhoramala es un adverbio de modo (¡enhoramala, gentuza!), en hora mala, preposición, sustantivo y adjetivo, son tres palabras (llegué en hora mala).

EREMITA. Persona que vive en soledad o profesa vida solitaria, se escribe sin h.