El subsuelo sobre el que se encuentra la Ciudad de México es calificado por los ingenieros civiles como difícil de trabajar, ya que la arcilla que lo compone posee una gran compresibilidad. Sin embargo, ha logrado soportar la carga ejercida por una de las ciudades más grandes del mundo y sus más de 20 millones de habitantes.
Esta arcilla además cuenta con una gran elasticidad, lo que podría explicar su resistencia a los sismos. Esta propiedad elástica de la arcilla le permite soportar cierto porcentaje de deformación sin que se deteriore, evitando así daños a la ciudad y a sus edificaciones, explicó el ingeniero Juan Jacobo Schmitter.
En 1959, se publicó la primera edición del libro El subsuelo de la Ciudad de México, obra que es considerada entre los ingenieros dedicados al diseño de cimentaciones en el Valle de México como “La Biblia”, por su importancia dentro de la geotecnia, llegando a ser la obra más citada por ingenieros dedicados al estudio del suelo de la capital mexicana.
“En los años recientes ya resultaba difícil conseguir esta obra tan importante, de ahí la decisión que se tomó de realizar una tercera edición con motivo del sexagésimo aniversario del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (II-UNAM), declaró el doctor Gabriel Auvinet, investigador de la instancia.
En esta nueva edición se han integrado en dos volúmenes las cuatro partes originales del libro escrito por Raúl Marsal y Marcos Mazari, mientras que el tercer tomo está dedicado a mostrar un panorama de los avances en el conocimiento del subsuelo del Valle de México desde 1959 hasta la fecha.
“El reto era enorme, ¿cómo escribir un anexo a ‘La Biblia’?, ¿cómo reflejar en un solo documento la variedad de aportaciones de tantos autores a este tema durante tan largo periodo?”, remarcó el investigador al referirse al enorme desafío que significó realizar el nuevo tomo.
El ejemplar, coescrito por los ingenieros Moisés Juárez, Edgar Méndez y Gabriel Auvinet, se divide en tres temas principales: avances de la estratigrafía, evolución del hundimiento general de la Ciudad de México y, por último, cimentaciones, excavaciones y obras subterráneas.
La información contenida en este nuevo tomo representa una herramienta de gran importancia para futuras obras que se realicen en la ciudad, pues hay que recordar que se encuentra construida sobre un lago y, al extraer agua del subsuelo para satisfacer la demanda del vital líquido, se hunde a un ritmo de 80 centímetros por año, según el II-UNAM.
Guillermo Guerrero Villalobos, exdirector general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), resaltó que se debe estimular la participación de jóvenes ingenieros para que en el futuro den continuidad a los trabajos llevados a cabo hasta ahora.
“El desarrollo futuro de la infraestructura del Valle de México planteará grandes desafíos a la ingeniería, ya que se debe contar con la infraestructura sustentable, con una vida útil larga, que opere satisfactoriamente y que sea más segura”, añadió Guerrero Villalobos.
Este libro, afirmaron, no solo ha sido de gran utilidad para ingenieros, sino también para las autoridades responsables de obras en la Ciudad de México, para inversionistas que deciden hacer obras en la ciudad, para diseñadores y especialistas que trabajen en obras, además de operadores de infraestructura, ya que todos ellos se enfrentan a la dificultad de construir en el subsuelo de la Ciudad de México.