Cuando se construye, por ejemplo un edificio, no sólo es importante que los materiales sean de buena calidad, también lo es, que los diseños soporten los embates de la naturaleza, tales como los que provocaría un sismo o una fuerte ráfaga de viento.
Ese el trabajo que se realiza en el Túnel del Viento de la UNAM.
Ubicado en el Instituto de Ingeniería, el Túnel del Viento, nació a partir de la necesidad de que los investigadores contarán con un laboratorio que les permitirá realizar su trabajo sin tener que salir del país, así lo puntualiza Roberto Gómez Martínez, investigador de este instituto.
“Y no nada más son edificios. Pueden ser puentes. Puentes flexibles como el Baluarte, El Carrizo, como el Mezcala, que son puentes que de alguna manera se hicieron estudios de viento para ellos, pero se hicieron fuera de México. Ahora ya los podemos hacer aquí”.
Este trabajo permite revisar los diseños de cualquier construcción, y así, adecuarlos a las normas de seguridad estructural requeridas.
El Túnel del Viento fue puesto en operación en febrero de 2015, sin embargo, se trata de un proyecto en el que la UNAM trabajó por más de 10 años para hacer realidad.
Gómez Martínez explica que en este laboratorio es posible recrear, a escala, las ráfagas de viento que acompañan a un huracán, lo cual les ayuda a entender los efectos provocados en edificios y toda clase de construcciones.
“Los estudios del Túnel del Viento, no sólo son para revisar diseños, también son para hacer investigación. Así como diseñamos las estructuras por sismo, también las diseñamos por viento”.
El investigador de la UNAM, señala que el Instituto de Ingeniería cuenta con un importante programa de becas, que permite a los estudiantes, que así lo deseen, formar parte del equipo que trabaja en este laboratorio.
Entre las investigaciones que se han desarrollado en el Túnel del Viento, está la del proyecto del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. Actualmente, este laboratorio prueba el modelo de una edificación de 48 pisos en la capital del país.