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William Vicente y Rodríguez 
 
William Vicente y Rodríguez 

 

Pienso que los maestros son determinantes en la formación profesional de las personas, de hecho, cuando ingresé a la Facultad quería estudiar ingeniería, pero en otra área; sin embargo, al cursar la asignatura de termodinámica aplicada con Alejandro Rodríguez me gustó tanto que me decidí por el área de mecánica. Compartir los conocimientos adquiridos es algo que deja muchas satisfacciones. Yo le he disfrutado tanto como alumno y como maestro.

Recuerdo cuando me invitaron a impartir la materia de Termofluidos: era la primera vez que me paraba frente a un grupo, y unos minutos antes de empezar estaba muy nervioso, pero en cuanto comencé se me olvidaron las preocupaciones. Desde niño era muy tímido y esto lo he tenido que vencer, porque ser maestro considero que es mi verdadera vocación.

Siempre me gustó estudiar, por un lado me refugiaba en los libros, y por otro sentía como una especie de recompensa hacia el esfuerzo de mis padres por darme la oportunidad de cursar una carrera universitaria.

Mi papá (de nombre Evodio) era muy trabajador, y eso se me quedó muy grabado en la mente. De chico vivíamos en un rancho y me acuerdo que siempre me pedía que le ayudara a clavar las grampas para hacer la cerca, y yo pensaba: “¡¿pero por qué me pone a hacer esto, si nunca lo he podido hacer bien?!”. Su idea, creo, era enseñarme a hacer algo hasta que me saliera bien. Por su parte, mi mamá (de nombre Fulgencia), aunque no trabajaba fuera de la casa, se hacía cargo de la granja, además de la comida y de atendernos a mí y a mis 4 hermanos.

Tengo 2 hermanos, uno es ingeniero químico y el otro es profesor de primaria; y tengo 2 hermanas, una es ingeniera civil y otra que es licenciada en Derecho.

Mi hermano, el ingeniero químico, también es egresado de la UNAM. Él y yo nos venimos a estudiar a la ciudad de México, y la verdad no sé que habríamos hecho, si no existiera esta universidad, que es pública y gratuita. Aquí estudié la prepa, la carrera de Ingeniería Mecánica Electricista y la maestría en energía. El doctorado en mecánica de fluidos lo cursé en la Universidad de Zaragoza, en España.

La disciplina a la que me dedico es la dinámica de fluidos computacional, combustión y turbulencia. Mis primeros trabajos de investigación los hice sobre flujos con reacción, pero de acuerdo con lo que se ha presentado he ido atendiendo otros temas, aunque siempre referentes al campo de mecánica de fluidos computacional. Creo que para resolver los problemas hay que enfrentarlos de distintos aspectos, y por eso es importante el trabajo en equipo; sin embargo, la forma en la que se manejan los proyectos patrocinados ha provocado que los investigadores no quieran invitar a otros a colaborar con ellos. Yo tuve la oportunidad de trabajar con el grupo de hidráulica en la parte de simulación numérica de flujo en ríos y considero que fue una grata experiencia.

Una de mis preocupaciones son los alumnos: me interesa que tengan una formación sólida en matemáticas y física y sobre todo que aprendan a razonar. Hoy día los muchachos actúan como autómatas, confían en lo que la computadora les proporciona como resultados, y esto no está bien. Por ejemplo, en mi área usamos muchos códigos numéricos y claro que si le metes basura al código, la máquina te va a dar basura. Las máquinas son herramientas que nos ayudan, pero el análisis de los problemas los debemos hacer las personas.

Analizar qué queremos y hacia dónde debemos ir es importante, por ejemplo, en el caso de la UNAM, creo que se ha dejado influir por la tendencia que tienen las universidades particulares de aliminar materias que parecen un tanto abstractas, pero que son necesarias. En cuanto a la UNAM, la mayoría de nuestros egresados tienen una deficiencia grande, pues no hablan inglés de manera fluida y su redacción a veces es muy pobre, por tanto, es urgente incluir en los planes de estudio las materias de inglés y de redacción como absolutamente obligatorias.

Hablar otro idioma te abre las puertas; a veces he llegado a pensar que algunas empresas contratan a la gente más por dominar un idioma que por su formación académica. Nuestros alumnos deben estar preparados para ser competitivos y estar al mismo nivel que otros.

Ahora a la distancia me doy cuenta de que nunca pensé que de grande llegaría a ser investigador, en el fondo me veía impartiendo clases, pero nunca me vi trabajando para una empresa de ingeniería; es curioso, pero esa idea nunca pasó por mi mente.

Sobre el Instituto de Ingeniería pienso muchas cosas, la mayoría son cosas buenas, pero si bien la fortaleza del Instituto son sus investigadores, deberíamos de fomentar el trabajo conjunto; es algo de lo que adolecemos, me parece.

Hasta hace poco me he relacionado con algunas empresas y ha sido una buena experiencia, incluso me gustaría hacer una estancia en alguna compañía donde realicen investigación. También tengo interés en hacer un sabático en el tema de combustión, en la Universidad de California; vivir en otro país te da la oportunidad de conocer otro estilo de vida, otra forma de pensar, y esto es muy interesante.

A la pregunta “si pudieras, ¿qué cambiarías de tu vida?”, William responde: no cambiaría nada, me gusta lo que tengo, pero si se pudiera, me encantaría traer a los amigos, a quienes he dejado por los cambios de lugar que he hecho; cuando estas lejos, ellos prácticamente pasan a ser parte de tu familia. Afortunadamente ahora con los medios de comunicación es más fácil conservar las amistades.

Sobre sus pasatiempos comenta:

Me gusta el senderismo, la fotografía, me encanta la naturaleza y tengo mi equipo para ir a acampar. Mi comida preferida es el picadillo, pero como lo hacen en mi pueblo. Disfruto una reunión bohemia y puede que me anime a cantar, aunque reconozco que no lo hago muy bien. Coleccionaba carritos, pero se los llevó mi sobrino; después coleccioné tazas de lugares diferentes, pero como a veces son estorbosas, ahora prefiero traer un caballito tequilero como recuerdo de los lugares a donde voy.