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Fernando Peña Mondragón 
 
Fernando Peña Mondragón 

Estoy feliz de trabajar en el campo de la investigación, el cual ha resultado ser fascinante. Estudié ingeniería porque me gustan las matemáticas aplicadas y he seguido la línea de investigación de monumentos históricos, pues permite ampliar tu visión profesional al tener que relacionarte con otras áreas, como la historia y la arquitectura. Actualmente tengo 5 años como investigador en la UNAM, aunque estoy en el IIUNAM desde el servicio social.

Llegué al Instituto de Ingeniería para hacer el servicio social en el proyecto de la Catedral Metropolitana, con Roberto Sánchez, a quien sigo considerando mi maestro, ya que él fue quien me inculcó el amor por los monumentos históricos. El tema de mi tesis de licenciatura fue hacer un modelo de elementos finitos de la Catedral. Después, la tesis de maestría la realicé bajo la dirección del doctor Roberto Meli, quien ha sido mi mentor desde entonces. La tesis de maestría fue sobre el análisis de una propuesta de refuerzo de la Catedral. A partir de entonces, y gracias a la guía de estos dos grandes maestros, decidí dedicarme a la investigación y en particular seguir con el tema de los monumentos históricos.

Por tanto, cuando terminé la maestría decidí hacer un doctorado. Roberto Meli me recomendó ir a Italia, donde tienen gran experiencia en el tema de monumentos. De hecho me contactó con la gente del Politécnico de Milán, donde trabajé con el Prof. Siro Casolo desarrollando un método de análisis simplificado para el estudio sísmico de estructuras históricas, con el que obtuve el grado de doctor. Por otro lado, gracias a la experiencia que adquirí en el proyecto de la Catedral de México pude trabajar en el refuerzo del Palazzo del Pozo, que se encuentra cerca de Pavía y que tenía problemas de hundimientos diferenciales.

Una vez terminado el doctorado hice un posdoctorado de dos años en el IIUNAM. Desafortunadamente, después de este tiempo no hubo la posibilidad de entrar como investigador en la UNAM, por lo que decidí realizar otro posdoctorado, ahora en la Universidad do Minho, al norte de Portugal, donde colaboré con el Prof. Paulo Lourenço en un proyecto europeo junto con la India. Uno de los objetivos fue revisar el minarete Qutb, que es uno de los monumentos más emblemáticos de Delhi. Un minarete es la torre de las mezquitas desde donde llaman a oración.

Para aquellos estudiantes que están interesados en realizar estudios de posgrado en el extranjero, les recomendaría que además de enfocarse en la parte puramente académica, también es importante la experiencia de vivir en otra cultura y sobre todo llegar a entenderla, por lo que hay que adaptarse a la ciudad y al país en el que vayan a vivir. En pocas palabras, que apliquen el dicho de “al país que fueres haz lo que vieres”, ya que es muy importante estar a gusto donde estés viviendo.

En mi caso particular, haber vivido en Europa por siete años me ha permitido hacer una red de amigos y conocidos en diversos países, por lo que otra recomendación que les podría dar a los estudiantes es mantener contacto con las personas que conoces en otros lugares.

Por experiencia te digo que cada lugar es diferente. Milán es una buena ciudad para vivir, ya que tienes todo lo que necesitas, tanto para la vida laboral como para la personal, aunque todo está enfocado a gente joven. Portugal, en cambio, es más tranquila, es otro estilo de vida, aunque también se come bien, se bebe bien y la gente es amigable y abierta; sin embargo, a pesar de los problemas que tiene, prefiero la ciudad de México. Es una ciudad cosmopolita que ofrece todo. Haciendo una comparación, considero que el nivel de vida de la ciudad es similar al de otros países europeos.

Analizando los pros y los contras de la vida social y de la vida académica considero que uno de los principales problemas en esta universidad es el envejecimiento de la planta académica. Hace falta traer gente joven, recién graduados del doctorado.

Por otra parte, la política de contratación no está muy clara. En el IIUNAM piden, además de hacer investigación, dar clases, dirigir tesis y publicar en revistas; debes atender proyectos, hacer informes a patrocinadores, y esto último no cuenta para el CTIC. Creo que falta una línea en común entre la política interna y la política de la UNAM.

Cambiando de tema, y contestando a tu pregunta de si hay otros ingenieros en la familia, puedo decirte que en mi caso no hubo nada que me influyera. Mi padre es médico, mi mamá se dedica al hogar; de mis hermanos, uno es administrador y otro chef, mientras que mi hermana es comunicóloga. Lo que sí compartimos es el hábito de la lectura que nos inculcaron mis padres, ya que ellos son asiduos lectores. De hecho, es mi pasatiempo favorito, aunque también me gusta escribir, sobre todo plasmar mis impresiones y vivencias de los lugares que visito.